Se pasan la vida asustándonos con todo:
con las armas de destrucción masiva, con la
capa de ozono,
con el cambio climático, con la sequía, con
las inundaciones,
con los peligros de la droga, con los
riesgos del tabaco o de la exposición al sol, con el exceso de peso, con las
vacas locas, con la gripe aviar…
Se pasan la vida metiéndonos el miedo en el
cuerpo. Asustándonos con cosas que al final, que no existen o que si existen
apenas matan. Porque… ¿cuántos han muerto por las
vacas locas?, ¿cuántos por la gripe aviar?
Lo que de verdad mata es el hambre del
tercer mundo, la pobreza, la enfermedad, la guerra, el terrorismo y la cruzada contra el
terrorismo, la desigualdad y la injusticia social.
Pero ellos se pasan
la vida asustándonos con el coco como si fuésemos niños,
con todos los cocos…
Porque saben que es más fácil gobernar una sociedad asustada que pide
policías y ejércitos para que nos defiendan de todos los enemigos que ellos
fabrican o se inventan.
Ellos saben que el miedo justifica y bendice la mano dura.
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