VIOLENCIA FAMILIAR

Cuando la violencia se instala en un lugar es muy difícil desarraigarla, porque pasa a formar parte de la cultura. Y la familia no escapa de este principio.
Violencia familiar es “toda acción"(agresión, omisión o abandono) cometido en el seno de la familia por uno de sus miembros, menoscabando la vida o la integridad física o psicológica, incluso la libertad de otro de los integrantes del núcleo familiar, provocándole un serio daño en el desarrollo de su personalidad”.
El hombre a lo largo de su vida, padece de todo tipo de agresiones, pero cuando la violencia se enquista en una familia, la situación se complica, ya que se ve afectado el último reducto donde se puede acudir en busca de paz.
Cuando el hogar no cumple con su misión protectora, no queda otro sitio donde acudir para recobrar fuerzas y sanar heridas. Es justo en este ámbito donde los instintos deberían desarrollarse armónicamente, modelados por la razón, estimulados por el amor y en pleno ejercicio de la libertad.
La violencia siempre conmueve, pero cuando se genera y sostiene en el ámbito familiar, aumenta su dramatismo. Lo tremendo, por absurdo e incomprensible que parezca recibir agresión de parte de quien debería dar amor.
Así las peleas y conflictos domésticos siempre están teñidos de ambigüedad lo que les da una complejidad especial.
La mujer o el hombre golpeado (la agresión puede ser física, síquica o moral), en muchos casos, ama a su pareja y esta, seguramente también lo quiere, pero se ha desfigurado la forma de expresarlo.
El deterioro afectivo tiene como principales víctimas a los niños por su especial estado de indefensión quedan marcados para toda la vida.
El daño es tremendo porque destrúye el tejido anímico mas profundo.
Este tipo de conflicto no es patrimonio exclusivo de un determinado sector social ni cultural sino que puede darse, con matices diferentes, en cualquier tiempo, lugar y entre personas de cualquier condición.
Así como el amor es posible para todos, la posibilidad de la violencia no exime a nadie.