domingo, 22 de noviembre de 2009

LA PRIMERA ESTIMULACIÓN


Cuando nace un bebé con alguna discapacidad es habitual, que los padres comiencen a escuchar términos, hasta ese momento, desconocidos: atención precoz, estimulación temprana...
En medio de toda la información que llueve en un primer momento es conveniente guardar un sitio para nosotros mismos. Hay que reflexionar, intentar situar la nueva vida en el lugar que le corresponde y hacer reserva para distinguir el hecho de que nada ha acabado para siempre; por el contrario, algo ha empezado y, hay que procurar empiece bien.
Cuando se nos presenta, el hecho de que nuestro hijo tiene síndrome de Down, lo primero que, inconscientemente, queremos resolver es su futuro. Incluso antes de darle su primer alimento pensamos en "el día de mañana" y esa incertidumbre llega a superar la simple preocupación, para convertirse en una obsesión.
El primer paso que solemos dar es pedir auxilio, en silencio, y investigar libros, gente, instituciones que te informen sobre los mejores métodos de atención temprana, fisioterapias, ejercicios de estimulación y demás sistemas destinados a mejorar la situación de los niños y sobre todo, su desarrollo intelectual, porque ése es el terreno que más nos ofusca.
Y si bien es cierta la importancia que tiene la estimulación precoz a lo "largo" y "ancho" de la vida de los niños con síndrome de Down, no podemos olvidar que existe la estimulación natural de unos padres hacia un hijo.
Esa atención temprana no está escrita en libros, porque, simplemente, no puede leerse, no tiene índice, ni prólogo, ni epílogo.
Es la atención del sentimiento humano, el método de la intuición, el despertar de los sentidos que, no atiende a reglas, ni a capítulos; no necesita saber idiomas, ni explicación práctica para demostrar su eficacia.
Es el lenguaje de una madre hacia su hijo, un amor anárquico que, acaba saliendo porque forma parte de nosotros mismos y se adhieren a la piel, al espíritu y alma de todo aquél que sabe interpretarlos.
Esa primera estimulación es también el primer idioma que entienden los hijos, tengan o no tengan síndrome de Down.
Quizá es difícil en un primer momento mirar a nuestro hijo a los ojos y decirle: te quiero. Pero es muy probable que si le entregas un segundo de tu mirada, sea él quien te lo arranque de los labios sin que te des cuenta.
Este método de estimulación es universal. Su eficacia también es universalmente conocida y científicamente demostrada y con él podrás aplicar los otros con mayor facilidad y, con infinitamente mejores resultados.

de http://www.down21.org/
Página sobre el sindrome down con muchos recursos Madrid (Down 21).-

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