domingo, 1 de noviembre de 2009

Quiero que seas en mi...
como los vientos eternos y helados, que roen las hojas,
ante quienes las ramas lacerantes
se inclinan bajo un cielo gris.
Quiero descubrirme en vos,
manos que se puedan agarrar,
caballos que se puedan sujetar si fuera necesario.
En un dibujo que quiera imitarte,
en palabras claves que hablan de mi.
En un nombre nunca recordado,
viendo solamente tus ojos
en cuyo anonimato irá creciendo la imagen
del armado hombre alado
que tendrá tu rostro.

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