El miedo es como una cadena que nos impide caminar.
Como una camisa de fuerza que no
nos deja movernos.
Como una cárcel invisible que nos
priva del placer de la libertad.
Por miedo nos quedamos sin
contemplar los fantásticos paisajes que hay más allá de la frontera del temor.
Por miedo nos negamos a caminar,
a cambiar, a descubrir nuevos caminos y nuevos caminos y nuevos horizontes.
Por
miedo nos conformamos con la mediocridad y con la rutina.
Por miedo no nos atrevemos a ser
nosotros, nosotros mismos, y nos negamos y nos contradecimos.
Por miedo dejamos de hacer lo que
nos gustaría
Y hacemos cosas que aborrecemos.
Por
miedo nos dejamos oprimir y avasallar.
Por miedo preferimos ignorar las
verdades y nos refugiamos en las mentiras.
El miedo del hombre inventó todos
los cuentos –que decía León Felipe-
¡Ay!… a veces… a veces tengo
miedo de caer en la tentación de convertirme en un hombre que vaga sin sentido.
A veces creo haber perdido la
sana locura y el aguante de tiempos atrás.
Pero no es así, conmigo no
podréis… y eso que tengo miedo.
Tengo miedo porque nada ha
cambiado y nada hemos aprendido.
Temo
realmente por mí y por mi especie porque la veo peligrar y al borde de un
extinción anunciada.
Realmente estoy dispuesto a morir
convencido de mis ideas.
Porque soy un loco libre.
Moriré
de pie antes que arrodillado por culpa de una sociedad que me dice a la hora
que debo desayunar, con quién acostarme y cuántas veces al día debo de hacer el
amor.
Mi
libertad me la quedo yo.
Moriré
de pie convencido de mis ideas.
(Jesús Quintero)
No hay comentarios:
Publicar un comentario