viernes, 25 de junio de 2010

LA ANCIANA CARGADA DE PIEDRAS

Una vez llego a la consulta de un Médico una anciana agachada y doliente, cansada y enferma.

Su cabeza dolía tanto que parecía estallar.

Su espalda dolía tanto que parecía quebrarse.

Sus piernas dolían tanto que parecían romperse.

Sobre sus hombros había tanto dolor que parecían aplastarse,

y sus pasos eran lentos, sin vida y agonizantes.

El médico que quería curar verdaderamente a la paciente le dijo:
-Señora, ¿por qué no se quita esa inmensa roca que tiene sobre su cabeza?

Y la anciana miró y dijo:
-No sabía que tenía una roca sobre mi cabeza.
Y quitó la roca sobre su cabeza y pudo sentir alivio y pudo caminar un poco más aprisa.

Sin embargo, su andar seguía siendo lento y pesado.

Pero no contento el Médico insistió:
-Señora, ¿por qué no quita esa enorme viga que está cargando sobre los hombros?
Y ella tocó y dijo:
-No me había dado cuenta que tenía una viga sobre los hombros.

Y quitó la viga y pudo sentir alivio en sus hombros y caminar un poco más aprisa

Sin embargo la anciana seguía caminando lento.

Hasta que el Médico le dijo:
-Señora, ¿por qué no quita esas inmensas... inmensas piedras, esos inmensos bloques que usted está llevando en sus piernas? Porque no ha de caminar, trasladando murallas.

Ella volteó y miró y dijo:

-¡Gracias!... ignoraba yo, que estuviera llevando murallas en mis piernas.

Y pudo caminar más aprisa.

Hasta que más tarde el Médico le recalcó:
-Señora, ¿por qué no quita esas tablas que está llevando sobre sus espaldas?

Y soltó las tablas y corrió libre y corrió y corrió, hasta que llegó a un verde campo.

Y todo parecía olerle y verse maravilloso.

Y en ese hermoso campo encontró un bello lago.

Y la anciana se agachó en el lago y miró su rostro reflejado en el agua pura. Y se vió como la mujer más joven y bella que jamás había visto.

Y ella tocó sus espaldas y dijo:
-No me había dado cuenta que algún día me cargue estas tablas, se me había olvidado que algún día elegí cargarme todo esto.

Porque nunca había sido una anciana y nunca había estado cansada, solamente que ella había elegido cargarse de cosas y sentirse, y volverse y verse anciana.

Parábola del libro “Ha Venido el Maestro” (Adaptación)

No hay comentarios:

Publicar un comentario