lunes, 8 de octubre de 2012

Mis Amigos de Oscar Wilde

Escojo mis amigos no por la piel u otro arquetipo cualquiera, y sí por la pupila.
Tiene que tener un brillo cuestionador y una tonalidad inquietante.
A mi no me interesan los buenos de espíritu ni los malos de hábitos.
Me quedo con aquellos que hacen de mí un loco y un santo.
De ellos no quiero respuesta, quiero mi opuesto.
Que me traigan dudas y angustias y aguanten lo peor que hay en mí. Para eso, sigo siendo loco.
Los quiero santos, para que no duden de las diferencias y pidan perdón por las injusticias.
Escojo mis amigos por la cara lavada y por el alma expuesta.
No quiero solo el hombro o el regazo, quiero también la mayor de las alegrías.
Amigo que no ríe con uno, no sabe sufrir con uno.
Mis amigos son todos así: mitad estupidez, mitad seriedad.
No quiero risas previsibles ni llantos piadosos.
Quiero amigos serios, de aquellos que hacen de la realidad su fuente de aprendizaje, pero luchan para que la fantasía no desaparezca.

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