martes, 29 de junio de 2010

Nada de Luis María Pescetti

Nada reemplaza a pensar,
nada reemplaza a dejar de pensar y salir a caminar,
nada reemplaza a regresar de caminar y hablar con una persona amada,
nada reemplaza a dejar de hablar con ella y fundirse en un abrazo,
nada reemplaza a terminar el abrazo y preparar un plato,
nada reemplaza a terminar de cenar y disponerse a dormir,
nada reemplaza a despertarse y tomar un buen baño,
nada reemplaza a vestirse y emprender el día,
nada reemplaza a lograr algo en tu día,
nada reemplaza a observar tu logro,
recordar persona amada, la caminata, el abrazo
y pensar en ello.

Luis María Pescetti

EXILIO de Hector G. Oesterheld.

Nunca se vió en Gelo algo tan cómico.
Salió de entre el roto metal con paso vacilante, movió la boca, desde el principio nos hizo reir con esas piernas tan largas, esos dos ojos de pupilas tan increíblemente redondas.
Le dimos grubas, y linas, y kialas. Pero no quiso recibirlas, fijate, ni siquiera acepto las kialas, fue tan cómico verlo rechazar todo que las risas de la multitud se oyeron hasta el valle vecino.
Pronto se corrió la voz de que estaba entre nosotros, de todas partes vinieron a verlo, el aparecía cada vez mas ridículo, siempre rechazando las kialas, la risa de cuantos lo miraban era tan vasta como una tempestad en el mar.
Pasaron los días, de las antípodas trajeron margas, lo mismo, no quiso ni verlas, fue para retorcerse de risa.
Pero lo mejor de todo fue el final: se acostó en la colina, de cara a las estrellas, se quedo quieto, la respiración se le fue debilitando, cuando dejo de respirar tenía los ojos llenos de agua. Si, no querrás creerlo pero los ojos se le llenaron de agua, de a-gu-a como lo oyes.
Nunca, nunca se vio en Gelo nada tan cómico.

viernes, 25 de junio de 2010

Palabras de Victoria Ocampo

"Por las playas de este planeta habré pasado la mayor parte de mi vida, tal vez inutilmente, empeñada en recoger mares en un baldecito. Digo tal vez, porque incluso en los días de descreimiento y de ahogo he guardado la ilusión de que para alguien significaba algo este trabajo.
Mi ilusión nacía de este trabajo, ha sido para mi, un refugio seguro y una alegría que solo dependía de mi esfuerzo. Quiero decir que la alegría no estaba supeditada al éxito del trabajo, sino al trabajo en sí. Creo en los trabajos hechos con amor, sean manuales o intelectuales. Si hay trabajos donde no cabe el amor, son malos trabajos y urge modificarlos..."

Fuente: "Testimonios" citado en LA RAZÓN 75 aniversario (1905-1980) Historia viva Bs.As. 1980.

LA ANCIANA CARGADA DE PIEDRAS

Una vez llego a la consulta de un Médico una anciana agachada y doliente, cansada y enferma.

Su cabeza dolía tanto que parecía estallar.

Su espalda dolía tanto que parecía quebrarse.

Sus piernas dolían tanto que parecían romperse.

Sobre sus hombros había tanto dolor que parecían aplastarse,

y sus pasos eran lentos, sin vida y agonizantes.

El médico que quería curar verdaderamente a la paciente le dijo:
-Señora, ¿por qué no se quita esa inmensa roca que tiene sobre su cabeza?

Y la anciana miró y dijo:
-No sabía que tenía una roca sobre mi cabeza.
Y quitó la roca sobre su cabeza y pudo sentir alivio y pudo caminar un poco más aprisa.

Sin embargo, su andar seguía siendo lento y pesado.

Pero no contento el Médico insistió:
-Señora, ¿por qué no quita esa enorme viga que está cargando sobre los hombros?
Y ella tocó y dijo:
-No me había dado cuenta que tenía una viga sobre los hombros.

Y quitó la viga y pudo sentir alivio en sus hombros y caminar un poco más aprisa

Sin embargo la anciana seguía caminando lento.

Hasta que el Médico le dijo:
-Señora, ¿por qué no quita esas inmensas... inmensas piedras, esos inmensos bloques que usted está llevando en sus piernas? Porque no ha de caminar, trasladando murallas.

Ella volteó y miró y dijo:

-¡Gracias!... ignoraba yo, que estuviera llevando murallas en mis piernas.

Y pudo caminar más aprisa.

Hasta que más tarde el Médico le recalcó:
-Señora, ¿por qué no quita esas tablas que está llevando sobre sus espaldas?

Y soltó las tablas y corrió libre y corrió y corrió, hasta que llegó a un verde campo.

Y todo parecía olerle y verse maravilloso.

Y en ese hermoso campo encontró un bello lago.

Y la anciana se agachó en el lago y miró su rostro reflejado en el agua pura. Y se vió como la mujer más joven y bella que jamás había visto.

Y ella tocó sus espaldas y dijo:
-No me había dado cuenta que algún día me cargue estas tablas, se me había olvidado que algún día elegí cargarme todo esto.

Porque nunca había sido una anciana y nunca había estado cansada, solamente que ella había elegido cargarse de cosas y sentirse, y volverse y verse anciana.

Parábola del libro “Ha Venido el Maestro” (Adaptación)

miércoles, 16 de junio de 2010

ALGO SUCEDIÓ EN MI MANO de David Wapner

Quería comer un caramelo y busqué en mi bolsillo.
Estaba hurgando, cuando sentí que algo devoraba mi mano.
En efecto cuando la saqué, casi desmayado de dolor, comprobé que me faltaban dos dedos.
Entonces recordé: yo tenía un monstruo en mi bolsillo.

martes, 15 de junio de 2010

GATO Y TORCAZA de David Wapner

El gato gris se aprestaba a dar el zaspazo a la torcaza.
La torcaza aterrada rogó para sus adentros.
-¡Dios de los pájaros, salvame la vida, librame del gato!
En una fracción de segundo, la torcaza se transformó en gato y el gato en torcaza.
A continuación, el gato mató a la torcaza.

domingo, 6 de junio de 2010



DE NINGUN MODO PIENSO EN EL ABANDONO, LA INSEGURIDAD, EL FRACASO Y LA SOLEDAD. SON TANTOS LOS MIEDOS QUE ME ASISTEN, CUSTODIAN, ESCOLTAN Y PROTEGEN!

Claudia Mendiondo